lunes, noviembre 01, 2010

El Casal Català a República Dominicana



Des pres de mesos i mesos de no ficar mi en el blog, reprenc aquesta experiència amb la voluntat de donar a coneixer, entre d'altres realitats de l'illa, el que fem i desfem un grup de catalans aplegats al voltant del Casal Català de república Dominicana.
Potser l'activitat mes significant de les dues a terme aquest 2010, va ser la de la celebració de la Diada de Sant Jordi.
Una jornada carregada de signes d'identitat a l'hora que gestes solidaris i de germanor cap altres cultures i nacionalitats aplegades dins l'estat Espanyol.
Una lectura de poesies amb el nostre idioma, amb gallec, amb bable i amb castellà van fer d'aquesta jornada un autèntic festival de reivindicació de la diversitat de les diferents comunitats de residents en aquest petit pais de República Dominicana.
Amics i amigues, alguns molt significatius de la societat catalana i dominicana (Creus de Sant Jordi i netes de Ex-presidents de la República), ens van acompanyar amb la lectura de desenes de poemes.




miércoles, enero 07, 2009

LA ZONA COLONIAL DOMINICANA



LA ZONA COLONIAL DE LA CAPITAL DOMINICANA
Santo Domingo es uno de los enclaves caribeños en donde la huella de los conquistadores ó descubridores del Nuevo Mundo, es más apreciable y endeble.
Numerosos monumentos, enclaves, iglesias, calles, plazas y nombres, nos recuerdan el paso de los españoles por estas tierras, todo ello aderezado con el siempre presente testimonio de aquellos llamados “padres de la patria” que hicieron posible el nacimiento de la República Dominicana.















A pesar del notable esfuerzo por conservar y restaurar los vestigios del pasado, a menudo el mal estado y la dejadez, nos hacen lamentar la avaricia y falta de rigor historico de nuestros gobernantes, ya sean estos dominicanos ó españoles.
Desde la Catedral primada de América a la Fortaleza Osama, pasando por la Casa de Colón, deambulando por la peatonal calle del Conde, visitando el parque de la Independencia ó perdiendonos por las pequeñas calles y plazas de la Zona Colonial, encontraremos esa mezcla de arquitectura colonial y criolla que nos hacen remontar a tiempos de espadas, lanzas y crucificos.

lunes, marzo 19, 2007

EXPLOTO EL CARNAVAL DOMINICANO












El Carnaval Dominicano

Hace años, soy un profundo enamorado de esta tierra que se a convertido en mi segunda patria. Y desde que fui capaz de disfrutar del Carnaval Dominicano, mi pasión por estas tierras y sus gentes, ha aumentado en varios grados.

Si estaba enamorado de esta tierra, de sus gentes y sus costumbres, hoy, puedo proclamar a los cuatro vientos que estoy embriagado y rebosando dominicanidad por los cuatro costados. Que maravilla, que colorido, que sensibilidad, que , espectáculo, que elegancia, que sencillez, que humanidad, que hermanamiento el de este pueblo, capaz de transformar una celebración pagana y de claro contenido sexual, en un acontecimiento social capaz de hermanar a gentes de distinto estrato social, de distinto sexo y procedencia en un gesto de solidaridad universal.

No se cuanto tiempo me va a durar esta resaca de alegría ni cuantos días van a tardar en desaparecer el malestar de mi espalda y nalgas con motivo de los múltiples vejigazos recibidos. Ni cuanto van a tardar mis ojos en acostumbrarse de nuevo a contemplar la dura realidad del pueblo dominicano, pero seguro que tras esta experiencia, la voy a percibir de otra manera, con menos indignación, con menos desesperanza, más tolerante. Cuantas enseñanzas encierran esta gente y sus costumbres. Hay que vivirlo, explicarlo y que te lo cuenten, no es suficiente


Máscaras de mil colores, disfraces de Diablo elaborados durante meses y meses, colorido, música, comparsas, vejigas, vejigazos,... y gente , mucha gente, pueblo, mucho pueblo. El dominicano en estado puro, con toda su alegría y esplendor, gozando de una tierra única, maravillosa y sorprendente.

Son numerosas las poblaciones dominicanas que en el mes de febrero celebran su Carnaval. El de la Vega, es posiblemente el más conocido y popular, sus diablos cojuelos son conocidos allende fronteras y son miles los visitantes foráneos que acuden durante los cuatro domingos de febrero a disfrutar de una de las fiestas más populares del calendario dominicano.
El Desfile de Carnaval que se celebra el primer domingo del mes de Marzo en el Malecón de la capital dominicana, es un compendio de las mejores comparsas de las distintas poblaciones, al tiempo que una expresión multitudinaria de los diferentes barrios capitalinos. Durante casi seis horas ininterrumpidas, miles y miles de dominicanos contemplan y protagonizan simultáneamente un explosión de jubilo y alegría en donde se conjugan la critica ácida sobre la realidad política y social con el humor y la sátira social.
Los orígenes, la colonización, la historia y la realidad política, son algunos de los temas más planteados en los últimos carnavales.

Oriol Vicente i Cardona

miércoles, diciembre 27, 2006

Un día de campo en Hato Mayor














































Hoy tengo el inmenso placer de contar en mis Andanzas por tierras dominicanas con mi adorada y querida esposa, amiga y compañera Maria. Nuestros nietos Diamond y Montse, nos acompañan en esta jornada.
No es frecuente disfrutar de su compañía, pues sus obligaciones profesionales la mantienen, de momento, alejada de las tierras que la vieron nacer.

Partimos de la capital dirección Sureste para encontrarnos en unos veinte minutos con la playa capitaleña de Boca Chica, luego vino Juan Dolio e inmediatamente la laboriosa población de San Pedro de Macorís.
Atravesar San Pedro es una auténtica aventura, sus calles siempre bulliciosas , repletas de vehículos de transporte y moto conchos, populares medios de desplazamiento en la mayoría de poblaciones dominicanas. A pocos kilómetros de San Pedro de Macorís, se encuentra la población de Consuelo, antiguo ingenio azucarero hoy abandonado pero con interesantes lugares que visitar y experiencias enriquecedoras en el campo del desarrollo humanitario y social.
Consuelo cuenta con preciosos rincones para se inmortalizados por la cámara fotográfica , como contraste, existen sectores en los que la población vive hacinada ,sin recursos económicos , carente de agua y luz la mayoría de las veces.
Dejamos Consuelo a nuestras espaldas, pero no en nuestras conciencias y realizamos la firme promesa de dedicarle atención en posteriores visitas. Llegados aquí, se suman a la Andanza, los amigos Montserrat, Carles e Inmaculada, todos ellos de paso por RD, pero con muchas ganas de conocer estas tierras y a sus gentes.

Llegamos a Hato Mayor y nos dirigimos al Mercado para comprar las viandas que vamos a utilizar para preparar el Sancocho que nos cocinaran los aldeanos en la loma del campo. Deambulamos entre los puestos de frutas y verduras, siempre acompañados por el primo Porfirito, quien será nuestro guía durante todo el día. El colmado, la pollera y la carnicería son también lugares obligados en la compra.
La carretera hacia el pies de la loma es, como casi todas las secundarias en RD, una auténtica tortura para el vehículo, baches, badenes, hoyos enormes, etc. etc. .Pero todo bien compensado por las magnificas vistas de los pequeños núcleos de población que atravesamos, siempre repletos de niños jugueteando, mujeres en sus tareas y hombres casi siempre ociosos, contemplando el paso del tiempo.
Iniciamos la subida a pie cargando toda la comida, agua y demás, para encontrarnos al poco tiempo con Porfirio, quien nos ayudara con su caballo a transportar la pesada carga. El camino esta bastante embarrado por las recientes lluvias, pero lo realizamos sin mayores dificultades.
Café, cacao, plátanos, chinas ( naranjas ), auyamas mangos y otras variedades se nos ofrecen ante nuestros maravillados ojos. Chivos ( cabras ) y vacas nos dan la bienvenida a su territorio y poco a poco, vamos conociendo la realidad del campo dominicano, con sus mariposas e insectos revoloteando alrededor. El paisaje que contemplamos ante nosotros es de un verde intenso, acrecentado por las constantes lluvias. Las lomas de alrededor se alzan majestuosas pero hospitalarias.
Llegamos a la cima y un par de chozas de cinc con una rudimentaria cocina se ofrecen al descanso. Rápidamente la hospitalidad de los campesinos dominicanos, se ofrece en toda su generosidad. Agua para calmar la sed, mangos y alguna que otra china son devoradas rápidamente por nuestros estómagos.
Dejamos a las campesinas comenzando a preparar el Sancocho ( comida importante en la dieta dominicana ) y no siempre asequible para los humildes bolsillos de los lugareños y nos dirigimos a contemplar , comprender y aprender de la sabiduría campesina. Como se coge el cacao, como se tumban los mangos ó como se mochan frutas y demás. Las cámaras fotográficas se disparan ante tanta naturaleza y las memorias digitales no son suficientes para recoger las impresiones de nuestras retinas humanas. Un mundo nuevo y desconocido se nos ofrece.
Piñas junto a un pequeño pero siempre caudaloso riachuelo nos ofrecen un olor especialmente agradable y las vistas hacia el horizonte del pequeño valle en donde nos encontramos nos invitan a correr, saltar, tumbarnos, pararnos ( levantarnos )…

Y como casi siempre en esta época del año ( Agosto ), la lluvia vuelve a enseñarnos toda su hermosura en medio de estos valles y campos rodeados de colinas y montes. Por momentos violenta, por momentos suave y dócil, nos imposibilitan continuar al aire libre y nos obligan a refugiarnos en las humildes construcciones de cinc. Mientras desde la contigua cocina, nos llegaba el olor del Sancocho en plana ebullición.
Fue sin duda, uno de los momentos más agradables de todo el día, por no decir del más agradable en mucho tiempo.
Compartir experiencias con Carles y Montse, unos buenos amigos de poco tiempo, con Inma, una antigua amiga de hace muchos años y con quien me une una gran dosis de vivencias tanto en el terreno personal como en el profesional. Escuchar las explicaciones sobre cultivos agrícolas de Porfirio y su hijo. Contemplar a Maria como constantemente se levantaba para vigilar, entre amorosa y disgustada, el tremendo remojo de Diamond bajo la lluvia y tener a Montse sentada en mis rodillas, recordar que un año antes, estuvimos en el mismo lugar acompañados de mi hija Nuria y su esposo Snti, es un momento difícil de explicar y de dudoso olvido en el tiempo.

Por fin, llego el excelente Sancocho. Sabia elección de Porfirito realizar esa comida ese lluvioso día. Degustar un Sancocho en pleno corazón del campo dominicano, en un día húmedo y lluvioso y en tan querida y agradable compañía fue sin duda un presente que no todo el mundo tiene el placer de sentir en la vida.

Tras un café y una larga pausa para poder digerir la nada frugal comida, nos despedimos, no sin antes agradecer su hospitalidad, de los moradores del lugar, prometiendo volver a compartir con ellos, esos momentos de su vida.

El camino de regreso mucho mas enfangado que a la ida, nos pareció muy largo y tedioso. El regreso en coche hasta Santo Domingo fue silencioso y cabizbajo. Creo que a todos nos supo a poco y lamentamos alejarnos de aquellos lugares y aquella gente tan inusuales en nuestras occidentales vidas.

Oriol Vicente i Cardona